Que son los Swaps

El término «swap» no es nuevo. En realidad, un «swap» es un concepto financiero que hace referencia a una especie de seguro frente a subidas en los tipos de interés.

Se trata de un contrato básicamente utilizado por empresas al realizar ciertas inversiones o incluso compras a crédito para cubrirse las espaldas si los tipos de interés suben más de un nivel previsto.

Por ejemplo, grandes aerolíneas utilizan «swaps» en sus compras de petróleo, pactan con sus proveedores un precio máximo al que pagarán el barril, con lo que se cubren si el crudo sube más. Sin embargo, si baja, no podrán beneficiarse de su abaratamiento.

En realidad, el «swap» es un producto muy utilizado en el mundo de las inversiones para cubrir carteras, aunque se trata de un instrumento de riesgo, usado sobre todo por inversores cualificados e institucionales.

Los «swaps» son productos financieros de alto riesgo que normalmente intercambian un tipo fijo por uno variable. No están ligados a operación concreta alguna y sólo tendrán interés para quien esté endeudado por un importe nominal similar al nominal del contrato de «swap» a punto de suscribir.

Lo novedoso es que este producto ha llegado hasta los pequeños ahorradores sin que muchos de ellos conozcan su funcionamiento ni peculiaridades.

Ahora, algunas entidades están vendiendo hipotecas que traen asociado este producto oculto bajo denominaciones como seguro de cobertura, bono clip, cuota segura o permuta financiera.

El «swap» vinculado a una hipoteca permite pagar un crédito referenciado a un tipo de interés fijo durante un plazo establecido, independiente de variaciones externas. De entrada, puede parecer interesante suscribirlo, sobre todo cuando los tipos de interés han bajado mucho y es probable que en el corto plazo se produzca un cambio en la política monetaria del Banco Central Europeo y el Euribor gire su rumbo para volver a subir.

 

Los «swap» que ahora están perjudicando a muchos clientes tienen, en general, la siguiente operativa: la entidad financiera paga al cliente el Euribor a tres meses vigente (en torno al 1,26% en la actualidad) y el cliente paga a la entidad financiera un tipo próximo al 5%.

Como la diferencia entre ambos es actualmente muy abultada, el cliente ve sobrecargada su carga financiera en alrededor de 3 puntos. Los intereses se calculan periódicamente sobre el nominal del contrato, que suele ser el nominal de la hipoteca, como señala Juan Fernando Robles. Es decir, que un préstamo con un «swap» resulta, en estos momentos, muy perjudicial para los ahorradores.

Con una hipoteca normal, el tipo de interés que se está pagando en la actualidad se sitúa en torno al 2,5% como mucho (el Euribor está en el 1,64% a cierre de mayo, más un diferencial del 0,75%). Sin embargo, si se tiene un «swap», se está pagando como mínimo un interés del 5%, justo el doble.

El «swap», como producto independiente a la hipoteca, tiene un coste. No es que la entidad aplique una cuota fija al mes (como puede parecer ante las denominaciones que utilizan algunas bancas y cajas para publicitar sus préstamos), sino que la hipoteca aplicará unos tipos de interés concretos, y el «swap» implicará un coste adicional y separado.

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